Dolmen de Lácara
El Dolmen de Lácara se localiza entre las localidades de La Nava de Santiago y Aljucén, a poca distancia de la EX-214 y del arroyo Rivera de Lácara, en la provincia extremeña de Badajoz.
El monumento se halla a unos 32 km de Mérida, a unos 15 km de Cordobilla de Lácara y a unos 25 km de Carmonita.
La gran piedra que se encuentra bloqueando la entrada de la tumba se colocó para sellar la entrada cuando dejo de utilizarse.
El dolmen sirve de sepultura a varios individuos (enterramiento colectivo). Originalmente a la tumba se accedía desde el vestíbulo (6.20 m de largo) donde pudieron realizarse ritos durante los entierros y ceremonias para agradar a los antepasados. Después de atravesar la puerta se accede a un corredor de techo bajo (9.15 m de largo) dividido en dos tramos separados por jambas y finalmente se llega a la cámara funeraria de planta octogonal (entre 4.5 m y 5 m de diámetro), el techo se eleva más de 4 m, lugar donde se depositaba al difunto en posición fetal con alguna pertenencia personal (cuchillo, flechas, collares) cerámica o algún amuleto (ídolo placa, ídolo falange) para protegerle durante el tránsito a la otra vida. La tumba se utiliza durante un periodo largo, posiblemente más de un milenio, es decir desde el neolítico medio hasta el calcolítico final.
A lo largo del tiempo ha sufrido distintas destrucciones, se ha utilizado como vivienda, sirvió de cantera y a finales del s. XIX o principios del s. XX se dinamitó la cubierta de la cámara, pero a pesar de todo ha llegado hasta nuestros días, bastante completo debido a su excepcional tamaño y a su excelente fábrica.
El Megalitismo: arquitectura neolítica en el paisaje
La tradición constructiva típicamente neolítica, se basa en una arquitectura realizada con grandes piedras dispuestas verticalmente (ortostatos) para formar las paredes y otras colocadas en sentido horizontal (dinteles) para las cubiertas.
La zona de Lácara se sitúa en una penillanura granítica, donde abundan las peñas redondeadas, estas rocas presentan fisuras naturales que pueden aprovecharse para la extracción de grandes bloques con los que fabricar los ortostatos y dinteles. En el proceso de extracción se utilizaban cuñas de madera y mazas de piedra dura, a continuación se tallaban para darle la forma adecuada según se destinase al corredor, a la cámara o al anillo tumular, el trabajo era lento. Era necesario de 50 a 100 personas para mover cada piedra según su tamaño, posiblemente el transporte de la piedra se realizara mediante una estructura de madera, similar a un trineo que se desplazaba sobre rodillos de madera, mientras un grupo de individuos tiraban con cuerdas. Ya en el lugar de destino, se le daba la forma definitiva y se procedía a su levantamiento.
La construcción de este dolmen significó un gran esfuerzo para la comunidad que lo edificó, fue necesaria gran cantidad de madera, cuerdas y bastante tiempo para tallar las piedras además de un grupo numeroso de individuos para acarrear el material y personal especializado para dirigir todo el trabajo.
El Túmulo del Dolmen de Lácara
Al mismo tiempo que se construía la cámara, el corredor y el vestíbulo, se levanta un muro circular para delimitar el monumento, el espacio entre la tumba y este anillo se fue rellenando con campas de cantos de rio extraídos del cercano arroyo de Lácara y capas de tierra compactada. Al final toda la construcción quedaba cubierta por un montículo artificial (túmulo) que daba consistencia a todo el conjunto. Su planta tiene forma elíptica midiendo 35 m el eje mayor por 28 m el eje menor. La altura sobre el terreno sería de 6 m a 7 m.
El túmulo perfectamente visible en el entorno, adquiere un carácter simbólico como lugar donde residen los antepasados y plataforma donde oficiar algunos ritos, también funciona como elemento de prestigio y señal territorial de la comunidad que lo ha construido.
Las últimas investigaciones indican que el túmulo poseía un anillo perimetral de ortostatos tallados (muchos de ellos perfectamente ensamblados) que formaban un zócalo visible definiendo perfectamente el volumen de la tumba.
La Dehesa como paisaje cultural
En la etapa Neolítica la actividad humana basada en la explotación agrícola y ganadera tuvo repercusiones sobre la vegetación, la desforestación de los bosques primarios mediante la tala selectiva de las especies arbóreas crea un bosque clareado donde predominan las encinas y los pastizales para el ganado. El megalitismo es una consecuencia más de la explotación de la naturaleza por parte de las comunidades neolíticas y la conquista social de un paisaje que hasta entonces era exclusivamente natural. Los sepulcros megalíticos surgen en sociedades que ya se encuentran plenamente asentadas, con un sistema de explotación ganadera y agrícola perfectamente organizados, produciendo excedentes que posibilitan el gran esfuerzo que supone la construcción de estos monumentos.
La dehesa de Lácara ha cambiado muy poco desde entonces, la estabilidad de este ecosistema donde se aprovechan los recursos de una manera sostenible ha permitido que se mantenga estable. Los pastos para el ganado vacuno y lanar, el engorde de los cerdos con la bellota, el aprovechamiento de la leña para hacer carbón, son actividades que hacen posible su explotación y su conservación.
Fuente: Dolmen de Lácara.
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